Nunca se es mayor para practicar natación

 |  Maria Barco Alvarez
Una de las actividades físicas más recomendadas para las personas mayores es la natación. Son grandes las ventajas que reporta y muy pocos los riesgos que implica. Lo más conveniente es ponerse en manos de un especialista que indicará la práctica más adecuada para cada caso o para una dolencia en concreto. Ventajas de practicar natación
  • Permite abandonar el sedentarismo y desarrollar, sin un gran desgaste energético, una actividad que produce placer y ofrece la posibilidad de superarse y lograr confianza en uno mismo.
  • Favorece la actividad del sistema cardio-respiratorio muscular.
  • Posibilita mover el cuerpo en el agua y favorece la actividad física en personas obesas, con patologías en columna y en aquellas que fuera del agua tienen dificultades para actividades deportivas.
  • Ejerce efectos hidroterapéuticos y mejora los síntomas de enfermedades de carácter óseo, articular, muscular, motriz, etc., de manera que proporciona una gran sensación de bienestar.
  • Incrementa la flexibilidad de las articulaciones, además de tonificar el cuerpo y relajarlo.
No obstante, aunque la natación es un deporte muy apropiado y beneficioso, deben adoptarse las siguientes precauciones:
  • Nadar al menos dos veces por semana y, como mínimo, 30 minutos cada vez.
  • Nadar en grupo o acompañado; se disfruta más y cuentas con ayuda si la necesitas.
  • Comenzar de forma progresiva y a una intensidad suave para evitar la fatiga prematura.
  • Utilizar zapatillas para los accesos y las duchas para prevenir las caídas. Si el suelo de la piscina es molesto ponte calcetines especiales para el agua.
  • Se aconseja el uso de gafas de buceo en caso de que el nadador presente dificultades visuales o irritabilidad.
  • Evitar los cambios de temperatura. La temperatura ideal para el desarrollo de una actividad acuática es entre 32 y 34 grados en invierno y dos grados menos en verano, aunque pueden mantenerse las mismas temperaturas para ambas estaciones.
  • Cubrirse al salir del agua, tomar una ducha y después, una vez       seco, aplicarse una crema hidratante sobre la piel, dándose un masaje por todo el cuerpo.
  • Combinar la natación con paseos en tierra en horas de menor intensidad solar.
Ejercicios para empezar Si no se ha nadado desde hace años, la persona mayor debe tomarse su tiempo para adaptarse al agua. Se puede comenzar con los llamados «ejercicios de agua»:
  • Sencillos movimientos de piernas y brazos parados o en desplazamiento, similares a los que realizamos en tierra en la gimnasia de mantenimiento.
  • Andar de todas las maneras posibles; correr con el tronco muy recto; saltar poco.
  • Prueba los materiales auxiliares (manguitos, cinturones, rulos o pelotas), sirven de sujeción y para no cansarte. Consulta con los instructores la mejor manera y el mejor momento para usarlos.
 
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