Cohousing, un entorno de convivencia para personas mayores

 |  Maria Barco Alvarez

Vivienda comunitaria, colectiva o colaborativa, covivienda, unidad de convivencia comunitaria o el anglosajón cohousing, son distintos términos para el mismo tipo de vivienda alternativa, comunitaria y cohesionada en cuanto a la forma de entender la relación entre vida privada y colectiva, integrada por viviendas o estancias privadas y zonas con servicios comunes.

Con origen en los años 60 en los países escandinavos, con Dinamarca liderando entre todos ellos, fue en los años 80 fue cuando el término cohousing empezó a tener más consistencia de manos de los arquitectos norteamericanos, para irse extendiendo también con cierta fuerza a países como Alemania o Reino Unido. En España entre proyectos y realidades tenemos ejemplos de cohousing en Madrid, Cantabria, Andalucía, Cataluña, Levante, las dos Castillas o el País Vasco y se esperan que surjan proyectos para extenderse a Asturias, Galicia, Aragón, Navarra o Extremadura.

Se trata de viviendas y espacios comunes compartidos por un grupo de personas que colaboran conjuntamente para costearlos, mantenerlos y conservarlos, formando un grupo cohesionado por las relaciones sociales y la solidaridad. A esta base se unen conceptos que tienen que ver con la sostenibilidad, el medio ambiente y la arquitectura, dando lugar a toda una filosofía y estilo de vida.

Las ventajas para todos los que participan o promueven este tipo de viviendas son numerosas. Además de económicas, destacan las medioambientales ya que suelen ser casas ecológicas en las que se aprovechan mejor los recursos y el espacio y se comparten gastos como la luz o el agua.

Como suelen ser proyectos donde el grupo se forma antes de construir las viviendas, los futuros propietarios deciden de antemano el grado de convivencia e intimidad que tendrán, cómo quieren que sea el edificio, qué materiales y sistemas aislantes querrán para mantener la temperatura interior, si van a utilizar tecnologías renovables para producir su propia energía o el agua caliente sanitaria, si se va a reciclar la basura o cómo será el acceso a Internet.

En numerosos estudios se ha establecido un cierto paralelismo entre el cohousing y las comunas del siglo pasado, y también algunas similitudes con el funcionamiento de las comunidades de propietarios o las cooperativas.

En este modelo la cooperativa fundada es la propietaria de todo y cede el derecho de uso por tiempo indefinido a los residentes. Es un derecho que se puede transmitir por herencia y se puede vender a través de la cooperativa. Al contrario que en las cooperativas habituales, la cooperativa de cesión de uso se mantiene viva una vez ocupadas las casas y no se produce la división horizontal de la propiedad. De esta manera se impide la especulación y la pérdida de los valores del proyecto.

La seis reglas del 'cohousing':

1. Es proceso donde participan todos. Los habitantes se implican desde el principio en el diseño del conjunto y son responsables de las decisiones finales. 2. El diseño de cada vivienda y del conjunto está pensado para facilitar unas estrechas relaciones de vecindad, donde sean posibles la comunicación y la ayuda mutua. 3. Existen unos servicios comunes (cocina, comedor, lavandería, tendedero, sala de estar, TV, biblioteca, taller, gimnasio) que complementan los de la vivienda privada. 4. La gestión está en manos de los propios residentes. 5. La  estructura social no es jerárquica. Las decisiones se adoptan democráticamente tras discusión, y a poder ser por consenso. 6. Economías separadas. Cada cual mantiene su independencia económica, participando en los gastos comunes, según lo que se haya pactado.

¿A quiénes les puede interesar hacer cohousing? 

El modelo de vivienda bajo el sistema cohousing nació como respuesta a todos esos colectivos con necesidades muy concretas como las familias numerosas, mujeres de mediana edad, independientes o viudas, personas con alguna enfermedad que les impide ser independientes 100% o personas mayores que no quieren ir a una residencia pero tampoco estar solos.

Para todos ellos el cohousing representa además de un entorno amigable, una forma de acceso a la vivienda con la que pueden reducir muchos costes, mayores facilidades para conciliar vida laboral, personal y familiar, una forma de vivir independientes pero con un entorno y zonas comunes que de vivir solos no tendrían, y un aumento de la convivencia que puede ser de ayuda en muchas ocasiones, porque mitiga la soledad y ofrece un intercambio de valores que recupera en cierta medida la ayuda entre vecinos tan común en zonas de población menos urbanas.

El colectivo de personas mayores es el más numeroso en torno al que se desarrollan proyectos de cohousing y las razones son evidentes: la esperanza de vida es cada vez mayor y la población de edad es cada vez más numerosa y cuenta con una actividad, poder adquisitivo y unas necesidades que se ajustan muy bien a este tipo de viviendas.

Todos tienen la ilusión de envejecer entre amigos, en un sitio agradable donde no estén aislados, aburridos y arrinconados, y en un espacio de libertad que resulta mucho más atractivo que el régimen casi clínico de una residencia de ancianos.

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